Literatura

Tal como lo imagino debió ser un día de lluvia. No sé si Dios había muerto pero hay pruebas de que fue muchos años antes del Paraíso. Se desconocen las causas aunque no se descartan motivos crematísticos, un corazón agrietado o el nubarrón de la locura. En cualquier caso, la casa ya no le pertenecía y decidió quemar el coche. Una mujer extraña todavía dormía en la alcoba. No recordaba su nombre. Se esforzó para distraerse. Afuera la lluvia arreciaba. Cogió el lápiz y empezó a garabatear frenético. Primero el animal exangüe. El ojo ciego de la muerte. Una escena que siempre le había estremecido. Y luego los hombres victoriosos, exhaustos y alborotados de adrenalina blandiendo sus armas. Acarició los muros abollados de la caverna. Por un momento, y no supo muy bien por qué, estuvo tentado de ponerle firma y fecha a la historia.