Me cuesta entender a Arcadi (y algunos queridos apóstoles) cuando apedrean a la ficción. Yo, la verdad, me lo paso tan bien en mi refugio. Tan cerca y tan lejos. Y además, antes de Hannah Arendt, el mal y sus banalidades burrocráticas los contó un judío llamado Lubitsch (¡En 1942!). La Fiction y su veracidad.