Extrarradiografías

      
Sólo conozco el mundo cuando escribo.       
Joseph Roth       

De aquellos polvos

11 de febrero de 2010

La factoría onírica de Hollywood ha sido capaz, entre otros esplendores y miserias, de valerse de la ficción en fotogramas cronometrados para contar retazos de historia, ya sea considerada en mayúscula o en minúscula. A su barniz folletinesco y colorista han escapado pocos individuos de libro de texto. Uno de ellos ha pasado a mejor vida o al purgatorio de la nada, mientras permanezca todavía el recuerdo. Charlie Wilson. El congresista Charlie Wilson, que, según el best-seller La Guerra de Charlie Wilson del reportero George Crile, capitaneó la ayuda encubierta estadounidense a los muyaidín (el germen de los talibán) para echar a patadas a las tropas soviéticas de Afganistán.

Ciertamente, al film homónimo que dirigió Mike Nichols (audaz desentrañador de entresijos sociales y políticos, tal y como demostró en El graduado, Trampa 22 o Primary Colors) se le nota la mano de producción (ejecutiva) de Tom Hanks, que además interpreta a Wilson. La vieja moral capriana del why we fight (nosotros, los buenos buenísimos) ha resultado una fórmula rentable en cine, tanto a efectos propagandísticos como pecuniarios. Y Hanks, amigo y socio del sentimental y forradísimo Spielberg, bien lo sabe. En cualquier caso, La guerra de Charlie Wilsonnarra con solvencia, aunque oblicuamente, el empeño de un congresista crápula, con la ayuda de un grupo de inadaptados de la CIA y las influencias de una fanática religiosa, por derrotar a la dictadura comunista. Aunque la inmediatez de la victoria supusiera cebar a otro totalitarismo: el terrorismo islámico.

El punto extravagante (por evitar la brusquedad de llamar hortera a quien apalanca las botas encima de la mesa), desfasado de copas y arlequín de Wilson, así como de sus comparsas, está impecablemente descrito en las líneas sardónicas del guionista Aaron Sorkin, malabarista del diálogo en contextos políticos (sinteticemos su esplendor creativo citando los títulos de Algunos hombres buenos, El presidente y Miss Wade y, sobre todo y por encima de cualquiera, El ala oeste de la casa blanca). En fin, la biografía de Wilson y su biopic sirven bien a los que anden despistados en torno a la guerra de Afganistán y los riesgos graves de perderla. Lo dejó dicho Charlie Wilson, después de la retirada soviética y el posterior desentendimiento del gobierno de los EUA: “Estos hechos sucedieron, fueron gloriosos y cambiaron el mundo. Y luego jodimos la jugada final”.

Pues eso, y que en gloria esté


Factual (11.02.10)

This blog is wearing Sederhana, a free XML Blogger Template adopted from Oh My Grid - WP theme by Thomas Arie
Converted to Blogger by Gre [Template-Godown]