Extrarradiografías

      
Sólo conozco el mundo cuando escribo.       
Joseph Roth       

Repasando a Joubert

3 de febrero de 2009


Escribió Miguel Mihura que “a la gripe le gusta mucho leer novelas malas, y casi todos los novelistas sólo escriben sus novelas para la gripe, pues saben que es la única que compra sus libros”. Con el ánimo enfebrecido y en contra de Mihura prefiero repasar los “Pensamientos” de Joubert. Una cata reposada desde el edredón húmedo de sudores. La editorial Península acaba de traducir y editar una selección de sus aformismos, y hay que alegrarse en unos tiempos en que las supuestas novedades infestan los estantes de las librerías. Como la mismísima actualidad, que de tan rabiosa se enmaraña en una interminable trama de espías autonómicos. Y así estamos, inmersos en un fatigoso thriller de Le Carré.
Manejo la antología de Edhasa, que aún lleva fecha de regalo de aniversario: “Regal de Teresa. 13-06-2002”. Firma la edición Carlos Pujol y entre los múltiples subrayados encuentro un párrafo certero de quién fue Joseph Joubert:“No es uno de esos ingenios de salón, más o menos evaporados, que juegan con las ideas y los vocablos para lucirse, para presumir, o que acuñan fórmulas lapidarias entre el desengaño elegante y el cinismo. Él es de otra especie inclasificable, ejemplar único –como todos los grandes escritores- que no se parece a nadie, a veces ni siquiera a sí mismo, porque la contradicción es la prueba de fuego de las verdades humanas”.
Joubert no publicó en vida. Pulió aforismos, horaciano y paciente, hasta el fin de sus días. Se encargó de llevar a imprenta los manuscritos su gran amigo Chateaubriand. Curiosa la amistad entre Joubert y Chateaubriand. A mí al menos me lo parece por perfectamente complementaria. Frente al torrencial y amante de los focos y las fiestas Chateaubriand, el lacónico y discreto Joubert. Ambos, eso sí, compartían desengaño político frente a las guillotinas de la Revolución. Me cae simpático Joubert, y aligera la vida repasarlo entre clínex, termómetro y aspirinas. Definió Josep Pla: “[Joubert] me parece infinitamente agradable. Joubert es un hombre muy sensato, sin hiel ni pedantería, de un gusto admirable. Como escritor es literalmente inconcebible en estas latitudes”. Ciertamente:

Noche artificial. Noches artificiales que se crean algunos escritores para aparentar que sus superficies tienen profundidades, y dar mayor brillo a sus débiles claridades”.

Las bebidas acuosas concentran. El vino hace expansivo. El abate Delille decía con mucho acierto: “Con una taza de café nunca estamos solos

Mis descubrimientos (y cada cual tiene los suyos) me han devuelto a mis prejuicios

El mayor inconveniente de los libros nuevos es que no impiden leer los antiguos

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