Extrarradiografías

      
Sólo conozco el mundo cuando escribo.       
Joseph Roth       

Periodismo crítico

23 de diciembre de 2008



Es preciso que nos ocupemos asimismo del periodismo de ideas. El concepto que la prensa francesa se hace de la información podría ser mejor, ya lo hemos dicho. Se requiere informar deprisa en vez de informar bien. La verdad no sale gananciosa.

No es razonable, pues, lamentar que los artículos de fondo despojen a la información de un poco del sitio que tan mal ocupa. Una cosa al menos es evidente: la información tal y como hoy se suministra a los periódicos, y tal como éstos la utilizan, no puede prescindir de un comentario crítico. Es la fórmula a la que podría tender la prensa en su conjunto.

Por una parte, el periodista puede contribuir a la comprensión de las noticias mediante un conjunto de observaciones que otorguen su exacto alcance a unas informaciones cuya fuente y cuya intención no siempre son evidentes. Puede, por ejemplo, al confeccionar el periódico, juntar en la misma página dos informaciones contradictorias y poner en tela de juicio a la una con la otra. Puede ilustrar al público sobre las posibilidades que conviene conceder a determinada información, sabiendo que emana de determinada agencia o determinada delegación en el extranjero. Por poner un ejemplo concreto, es más seguro que, entre multitud de delegaciones que antes de la guerra mantenían en el extranjero las agencias de prensa, sólo cuatro o cinco ofrecían las garantías de veracidad que una prensa decidida a desempeñar su papel debe reclamar. Corresponde al periodista, mejor informado que el público, presentar con las máximas reservas unas informaciones cuya precariedad conoce muy bien.

A esta crítica directa, del texto y de las fuentes, el periodista podría agregar exposiciones lo más claras y precisas posible que pusieran al público al tanto de las técnicas informativas. Puesto que el lector se interesa por el doctor Petito y por el timo de las joyas, no hay razones inmediatas para que no le interese el funcionamiento de una agencia de prensa. La ventaja consistiría en poner en guardia su espíritu crítico, en vez de pretender facilitarle la vida. La única cuestión está en saber si esa información crítica es técnicamente posible. Yo estoy convencido de que sí.

Hay otra aportación del periodista al público. Reside en el comentario político y moral de la actualidad. Frente a las fuerzas desordenadas de la historia, cuyo reflejo son las informaciones, quizás sea bueno anotar, día tras día, la reflexión de una persona o las observaciones comunes de varias. Pero eso no puede hacerse sin escrúpulos, sin distancia y sin cierta idea de relatividad. Ciertamente el amor a la verdad no impide tomar partido. E incluso, si alguien ha empezado a comprender lo que intentamos hacer en este periódico, una cosa no se entiende sin la otra. Pero, en esto como en todo, hay que encontrar un tono, sin lo cual todo se desprecia.

Por poner ejemplos de la prensa de hoy, es cierto que la asombrosa participación de los ejércitos aliados y de las noticias internacionales, la certidumbre de la victoria que reemplaza de repente a la esperanza infatigable de la liberación, la proximidad de la paz, por último, fuerzan a todos los periódicos a definir sin demora lo que quiere el país y lo que éste es. Por eso se habla tanto de Francia en sus artículos. Pero, por supuesto, se trata de un tema que es preciso tocar con infinitas precauciones y eligiendo bien las palabras. El que se repitan los clichés y las frases patrióticas de una época en la cual se acabó por irritar a los franceses con la palabra “patria” no aporta nada a la definición buscada. Al contrario, la empequeñece mucho. Los nuevos tiempos necesitan, si no palabras nuevas, al menos una disposición de las palabras. Sólo el corazón puede dictar esos arreglos, y el respeto que infunde el verdadero amor. Solamente a ese precio contribuiremos, en nuestra humilde medida, a dotar a este país de un lenguaje que será escuchado.

Como se ve, eso equivale a pedir que los artículos de fondo tengan fondo y que las noticias falsas o dudosas no sean presentadas como noticias ciertas. Este conjunto de operaciones es lo que yo llamo periodismo crítico. Y, una vez más, hace falta un tono y hace falta asimismo sacrificar muchas cosas. Pero bastaría, quizás, con que se empezara a reflexionar sobre esto.

Publicado en Combat, 8 de septiembre de 1944

Albert Camus, Crónicas (1944-1953)

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