No hace mucho, en el blog de
Arcadi Espada y a propósito de paquidermos, el profesor Santiago Navajas mencionaba a Manny Farber y su mítica distinción entre el cine “termita” y el
cine “elefante blanco”, que el crítico y artista expuso en algunos artículos
reunidos en el volumen Arte termita contra arte elefante blanco. Recuerdo
haber leído el librito durante aquellos años en que uno fingía estudiar una
carrera universitaria desde la Filmoteca y su biblioteca. Busqué entre papeles
y notas, y encontré una anotación trémula que todavía me gusta y me impresiona.
Corresponde al artículo de 1957 “Películas Underground”. Farber dispara:
“El rasgo más triste del cine
actual es ver como los largo tiempo desdeñados directores de acción desaparecen
gradualmente mientras los De Sica y los Zinnemann, menos dotados, continúan
fascinando a los críticos. Porque jugaron en Hollywood un papel anti-arte, los
auténticos maestros del cine viril de acción –directores
soldado-cowboy-gangster tales como Raoul Walsh, Howard Hawks, William Wellman,
William Keighley, el John Ford anterior a Stagecoach, Anthony Mann- han
producido una colosal cantidad de celuloide poco apreciado y que se adelantó a
su tiempo. Su olvido resulta más penoso de observar ahora que los directores de
acción están en su ocaso, cuando muchos de ellos han abandonado el estilo
cinematográfico seco, económico, labrado por la vida, que hizo tan fructíferas
sus observaciones acerca del hombre norteamericano”.
Farber cultivó una escritura
culta, intensa, profundamente visceral en los juicios pero sin descuidar en
ningún momento las argumentaciones. Sus planteamientos radicales, como los de
cualquier iconoclasta, corren el riesgo de convertirlo en un iconoplasta. Sin
embargo, la sabiduría juega a su favor y tras el tono desafiante hay una
invitación a la discrepancia, al desacuerdo razonado y cordial. En fin, lo que
uno busca en un buen escritor.
Curiosamente, un librito tan
delicioso para cualquier diletante no se encuentra disponible en las modernísimas
librerías españolas. Anagrama lo editó en 1971 con prólogo del magnífico José
Luis Guarner. No lo ha vuelto a reeditar. En Amazon se puede adquirir un ejemplar
de segunda mano por 483'77 euros. Dicen que en buen estado, eso sí.
Supongo que un francotirador
amante de Sam Fuller no debe de estar muy bien visto por los lumbreras de los
departamentos de marketing de las editoriales.