Extrarradiografías

      
Sólo conozco el mundo cuando escribo.       
Joseph Roth       

Felino sin garra

14 de diciembre de 2011




El éxito que el film de animación Shreck cosechó en 2001 quedó demostrado en sus tres secuelas, que, por otra parte y como tantas veces sucede, fueron decreciendo en calidad y brillantez. La propuesta inicial de DreamWorkd se basaba en una relectura original y decantada hacia la incorrección política de retazos de narraciones y personajes de cuentos tradicionales (Grimm, Andersen y cia) que, de alguna manera, buscaban el revés paródico del atildamiento de las recreaciones clásicas de la factoría Disney. Así pues, las aventuras de un ogro feo y sentimental (no sabemos si católico también) supusieron un tanto a favor de la factoría que a la sazón lideraba, entre otros, Steven Spielberg en la intención de situarse entre los referentes de la animación moderna. 
No caben estas líneas para debates eternos de Beatles versus Stones, y para dilucidar si DreamWorks está a la altura de la sublime Píxar (la saga de Toy Story, Los increíbles, UP! o Ratatouille), pero parece que esta última mantiene un nivel de excelencia mayor. Y El gato con botas es una muestra de notable film de animación que, sin embargo, podría ser más, mucho más de lo que acaba siendo. Qué duda cabe que el personaje de “gato” es una de las criaturas más estupendas que ha dado el cine de dibujos en los últimos años. Una buena parte del mérito se debe al actor Antonio Banderas, que ha sabido, mediante auto ironía y justo histrionismo, interpretar (mucho más que simplemente poner voz) a un felino con modos de caballero y con muchas similitudes con El Zorro. De hecho, no me parece arriesgado afirmar que se trata de una de las mejores interpretaciones de su carrera.  
En esta spin off, o precuela de secundario, los mayores aciertos se deben a los gags del protagonista. Como ya sucedía en Shreck, la parodia cariñosa del comportamiento habitual de los gatos y a los tópicos a ellos referidos funciona a la perfección en situaciones hilarantes y bien resueltas. Se suceden las referencias y los guiños cinéfilos al cine de aventuras e incluso al propio El Zorro. En esta ocasión, el felino está acompañado en sus correrías por una gata (que se presenta como una especie de Catwoman y a la que pone voz Salma Hayeck) y por un huevo parlante (que aporta un toque surrealista a la historia pero cuya carencia de interés es considerable).
El gato con botas resulta un film entretenido y fácilmente digerible. Parte de una historia sencillísima, sin demasiadas complejidades y cuya intención última es resaltar el interés de su protagonista animado. Era una tentación inevitable y completamente legítima dedicarle al personaje una película entera, un lucimiento de larga duración. Sin embargo, el gato merecía mejor duelo para batirse, un guión más inspirado, una dirección menos rutinaria y, sobre todo, mucha más garra creativa.  

Dirigido por (Diciembre 2011)

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