“Le jour du Quatorze Juillet Je reste dans mon lit douillet” George Brassens Creo que ni sucedería en los villorrios demográficamente más castigados de la estepa española. Disponerse a cruzar el umbral de un hotel de lujo (y con dos camas vacías) en una ciudad ajena, con destino a soportar el atardecer vagabundeando, y darse de bruces con el despiste de un amigo a piñón fijo por la acera. Pero esto es Madrid y acabo de toparme con el escritor Sabino Méndez. Con el salero de barrio que nos caracteriza, el asombro y la alegría se reducen a unos ojos de plato —¡hombre!— y a un pudoroso cacheo recíproco. Me lleva Príncipe de Vergara arriba y la conversación sigue ahí donde la dejamos hace medio año. Rajando de lo divino y de lo humano y de conocidos. Milagros de la amistad. (Jot Down)