Algunas mujeres no odiaban el jazz. A algunas mujeres les encanta. Esta canción, no me preguntéis el motivo, siempre me recuerda a mi amiga Deborah. Esquiva como una gata. A la que quiero como gata. Y algo más. Una dama. Y la mujer de mon frère, mon semblable. Pinta de neoyorquinos judíos, según sentenció una vez.