No la tenía entre mis preferidas de los Stones. Desconocía además esta versión piel gallinácea y dipsómana de los Flyng Burritos Brothers. Pero me detuve por indicación sabia de un maestro en la letra. Y es una poesía terrible. Por real. La realidad es terrible. Si no de qué, nen, cada mañana nos atreveríamos a retar el horror. El maravilloso horror del pan nuestro.