*El sátiro Horrach nos trae a los lectores de su blog el aniversario de Girard. La misma sensación que experimento (h)ojeando la cartelera de los teatros de Madrid. Una cuestión delicadamente controvertida pero inevitable: a este tipo lo hacía enterrado. Me alegra que el personal siga vivo y coleando sin malvas. De Girard sé muy poca cosa. Eso sí, entre los libros que me han cambiado la vida se encuentra Mentira romántica y verdad novelesca. Espero ansioso el fin de la tesis doctoral de Horrach, un querido isleño culto y corrosivo. Y que podamos leerlo por muchos años.
*M. y D. se compenetran incluso cocinando una tortilla. No tengo dudas de que su reino culinario no es de este mundo. ¡Dios come pinchos de tortilla! Me quedo roque con La condesa descalza. A propósito para llamar la atención de mi sobrina Mau, una gata de rostro irresistible y que, aunque le cueste reconocerlo, está loca por su tío.
*Salinger en los papeles. Hace muchos años que no escribe. Para mí siempre fue un bluff. Sobrevalorado. Cuando en el colegio me hablaban los compis de su Holden Caulfield, yo respondía airado: ¡Stephan Dedalus! Un par de años más tarde, los progres de la uni querían hacerme partícipe de su fascinación por Bukowski. Me salió again la justicia estética: ¡John Fante! Y así sucesivamente: ¡John Ford! ¡Gene Vincent! ¡Kim Novak! ¡Carlos Gardel! ¡El Evangelio según San Mateo! ¡Lord Byron! ¡Stendhal!
*M. y D. se compenetran incluso cocinando una tortilla. No tengo dudas de que su reino culinario no es de este mundo. ¡Dios come pinchos de tortilla! Me quedo roque con La condesa descalza. A propósito para llamar la atención de mi sobrina Mau, una gata de rostro irresistible y que, aunque le cueste reconocerlo, está loca por su tío.
*Salinger en los papeles. Hace muchos años que no escribe. Para mí siempre fue un bluff. Sobrevalorado. Cuando en el colegio me hablaban los compis de su Holden Caulfield, yo respondía airado: ¡Stephan Dedalus! Un par de años más tarde, los progres de la uni querían hacerme partícipe de su fascinación por Bukowski. Me salió again la justicia estética: ¡John Fante! Y así sucesivamente: ¡John Ford! ¡Gene Vincent! ¡Kim Novak! ¡Carlos Gardel! ¡El Evangelio según San Mateo! ¡Lord Byron! ¡Stendhal!
En fin, haciendo amigos.
