Amores Cinéfagos: Diane y Woody, la neurosis hilarante
22 de enero de 2016
A menudo la mitología cinematográfica tiende a relacionar el amor con el desgarro excesivo y las turbulencias cardíacas. Pareciera que solo las pasiones pantagruélicas fueran dignas de figurar entre las grades historias de amor auténtico. Sin embargo, al síndrome de Bovary del cinéfilo, se opone una realidad no por grisácea menos afable y cómoda. De hecho, el natural curso de los sentimientos demuestra que, en las cosas del querer, también cuenta la inteligencia y no siempre una ruptura tiene que ser una destrucción obligada. Es así como los virtuosos amantes abatidos por la imposibilidad de mantener su relación salvan de la quema aquello que les puede seguir uniendo el resto de la vida. Y ese asidero feliz es en la mayoría de casos la amistad. Sirva el ejemplo de Diane Keaton y Woody Allen. (+JotDown)