Extrarradiografías

      
Sólo conozco el mundo cuando escribo.       
Joseph Roth       

Alégrame el día again

2 de agosto de 2011




Muy bueno el Mesías de la semana pasada. Yo es que he dejado de comprar periódicos, así que a Arcadi lo leo con retraso de señal. Con el sueldo mísero y frigorífico tengo otras prioridades. Los papeles los leo por obligación en el tajo y a veces me equivoco de sección y doy con Tubau. Pero iba a una frase que quería decir a tod@s aquell@s (a diesta y siniestra) que han fabulado en las últimas semanas con el peligro de las células neocualquier cosa de áridos arios (¡pesadilla del ladrillo Larsson!):

"El grupo, a la vieja usanza terrorista, sólo lo necesitan ya las sociedades teocráticas. Un terrorista noruego es muy otra cosa, en términos de adsl moral."

Ahí le has dao, matador.

*

La entrevista de Jot Down a Salvador Sostres. Debe de haber sido difícil convertir una persiana verborreica en una cortina interminable. Pese al rollo, he leído muy preocupado las respuestas de Sostres. Me han parecido aseñadas. Tanto es así que veo al Sostres pepero (dice que votaría al PP si hubiera nacido lejos de San Gervasio) allende el Ebro. Un Sostres que, en lugar de afirmar que el castellano es un idioma indigente y de criadas chuponas, afirme sin recato que el catalán es una invención nacionalista para joder a los mesetarios. En fin, un niño Curry.
Íbamos bien con las respuestas de Sostres, inteligentes, justamente provocadoras y divertidas, y yo completamente contrariado. Hasta que llegó el cine y con él el hundimiento:

"No soy un entendido en cine. Me gusta Disney. Me gusta muchísimo Bambi. Y no puedo soportar —aunque parezca una contradicción con lo de Bambi— las películas de mucho llorar, ni las que acaban mal, ni las películas tristes. Esta pedantería de cierto cine que se basa en la presunción de que si no es triste no es profundo, me parece completamente estúpido. Clint Eastwood es un hijo de puta".

Este chico no ha entendido nada. Y es insultante que se declare católico (los otros dos epítetos de la tríada valleinclanesca son más que evidentes). Eastwood es un inmenso manipulador de emociones, como lo son los grandes narradores desde Homero y los cocineros de esencias imposibles. Un hacedor de historias que hurga en las vísceras ajenas. Un provocador de sentimientos. Un tipo que cuenta que la vida es una gran hijoputada que bien vale vivirla y disfrutarla.

Pero qué sabrá un niño de San Gervasio.

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