Pues sí, la ironía retro -y por tanto modernísima sin posmodernidades excesivas, aunque con cierto gusto por el mundillo David Lynch- de Richard Hawley ha sido uno de los descubrimientos musicales del año. Su look de clásica prestancia rockera se ríe -sardónico e impertérrito british- del horterismo multicolor, coche descapotable y pelucón dorado de cierta caspa del radio capitalino.