Quiromancia

Me parece una ordinariez fechar propósitos y más aún el día en que nos convertimos en un poco menos jóvenes.

Fumar menos, vale. Imposible ser mejor persona, pero sí, te prometo no quejarme tanto y evitar los achaques del perpetuo derrotado. Un frío insoportable. Perdón, perdón, digo que la vida, ahora mismo y aquí, es maravillosa. ¿Hacer gimnasia…? (¡¿más?!), aprender a zurcirme los tomates del calcetín, gastar menos dinero en taxis, sacarme el carné de conducir. Me parece razonable.

El balance no sé muy bien. Diré que ha habido años peores. Y que algunos momentos han sido insuperables. Vale, ok, no puedo quejarme. Salud se mantiene si me comporto, me llega para el alquiler y pago mis impuestos. Está el milagro de la amistad: un puñado escaso de grandes amigos que tienen la santa paciencia de soportarme. Últimamente voy poco al cine –demasiada gente- y desde que dispongo de menos tiempo para mis vicios leo bastante más. Escribo siempre que puedo y si pagan (menos en estos ejercicios de piano), una actividad que me aburre mortalmente. Mejor, en todo caso, que hacer calceta. A estas alturas de la vida puedo afirmar que nunca seré un buen cocinero, aunque tenga un paladar fácilmente acomodaticio y me encante comer ensaladas (de pasta, sobre todo). De mi pericia amatoria mejor no pregunto, no sea que me digan la verdad. Odio el bricolaje y mantengo una absoluta incompetencia para la vida práctica. Pese a sentir un pertinaz desprecio hacia la hipocresía, con los años uno transige con la diplomacia social. Sabes que me gusta exagerar. Sí, algo adversativo y contradictorio. Pelín neuras. Un torracollons, según el amigo Brema. Abúlico si bajo la guardia. Cargado de prejuicios, que, por otra parte, me han fallado pocas veces. Ah, y puedo llegar a ser muy plasta, quede constancia.

Por lo demás, algunos versos, como aquellos de Margarit: "Queda l'amor -no la filosofia/ que és com una òpera- i, sobretot,/ res de poeta maleït: tinc por,/ però me'n surto sense idealisme."